martes, 4 de febrero de 2014

Nos Venus muy sexys

El arte emplea diversas técnicas de expresión para poder externar alguna idea o sentimiento. Es bastante clásica o común la teoría de que las Venus de la era paleolítica son la representación de la fertilidad.

¿Porqué no cuestionar esta teoría?

¿Será acaso que Jack pintó a Rose para poder expresar su fertilidad, antes de hundirse el Titanic? ¿O acaso Rubens deseaba mostrar el mismo concepto en su cuadro Las Tres Gracias? No olvidemos que todas estas teorías no son comprobables, pues no hay quien de primera mano pueda afirmarlo. Sólo son hipótesis que deberíamos cuestionar. Incluso cuestionar aquellas obras de arte que son resultado unicamente de la imaginación del que la encontró, por ejemplo la venus de Berejat Ram que no es más que una piedra deforme que, con un poco de imaginación y perversión puede agarrar forma de mujer.

¿Porqué no simplemente son producto de la admiración de los atributos femeninos? Ciertamente la procreación siempre fue digna de la admiración de los hombres, ya sea modernos o antiguos. Lo realmente cuestionable, es pensar en la fertilidad, es decir, un término mucho más profundo que implica muchos subtemas. Las venus paleolíticas pudieron ser a lo mejor el reflejo del estereotipo de aquél época de la mujer ideal o de la belleza femenina.

Que cada quien desarrolle su propia hipótesis, pero no dejemos pasar por alto éstos impresionantes productos artísticos invaluables.

Venus de Berejat Ram

Venus de Willendorf

"Mira papá, son bueyes"

Tal vez en otro contexto le he dicho la misma frase a mi papá... Pero lo que realmente descubrió María ha de haber sido emocionante. 
Sólo el hecho de imaginar que hace 35 600 años algunas personas pintaron los muros y los techos de las cuevas en las que estaban ha de ser una sensación inigualable. Las preguntas pueden ser interminables ¿ qué quisieron expresar? ¿tienen acaso algún significado o sólo querían recordar sus hazañas de cacería? Eso nunca se sabrá, pero lo importante es que queda esa huella del pasado perfectamente clara como signo de evolución y de inquietud de expresar emociones.
A manera de dramatización ¿cómo habrá sido ese momento?
Imáginate yucateco, estar caminando en tu terreno baldío y de repente caes en un aljibe maya ("chultún") con vestigios arqueológicos mayas. Pues bien, parecida fue la historia del descubrimiento de las Cuevas de Altamira.
Marcelino Sanz de Sautuola, el papá de María, no fue el descubridor de las Cuevas de Altamira. Antes, un cazador había dado con el lugar, solamente que por ser una zona donde comúnmente se encontraban cuevas no se le dio importancia. Sin embargo Marcelino, exploraba las cuevas como simple aficionado de la paleontología siete años después del descubridor llamado Modesto Cubillas .
Lo curioso del asunto es que en uno de sus paseos por explorar la cueva, llevó a su hija María. Luego de un rato, María miró hacia arriba y dijo; "Mira papá, son bueyes" señalando con el dedo el techo de la caverna. Lo emocionante es imaginarse las técnicas a las que recurrieron los antiguos hombres para poder pintar en las paredes. Impresionante el hecho de que aún permanezcan claras. Y como gran misterio, siempre quedará el porqué.