domingo, 19 de enero de 2014

Hilo negro

Cuando uno como diseñador crea su propio estilo, ha pasado por un proceso de crecimiento creativo. La formación define nuestra línea como creativos y a veces determina nuestros propios alcances. Pero en algunas ocasiones los formadores (docentes, profesionales, o personas que nos guían) he sabido repiten una frase muy interesante: "no inventes el hilo negro".

El significado de esta frase es sin duda para nosotros (me incluyo) como el muro de contención que muchas veces desalienta a la persona que intenta incansablemente descifrar o proponer algo innovador. "No inventes el hilo negro!" Te dice el profesor, "eso ya existe, mejor úsalo y dale otro significado".

En ocasiones, bajo este argumento he visto como proyectos se han "fusilado", producto de una mente que ha chocado con este muro de contención. El orgullo triunfó entonces sobre la perseverancia, y es así como hemos perdido a un gran artista, ingeniero, arquitecto, músico, etc.

Por otro lado, el muro de contención se ha convertido en un gran escalón trepado por muchas personas excepcionales que ha cambiado y mejorado al mundo.

Actualmente estoy unos pasos de concluir la carrera de arquitectura. El hambre de mundo es sin duda uno de los sentimientos que más asalta me mi mente. Me hace fuerte, pero también vulnerable. Fuerte porque se vuelve mi impulso por querer siempre un cambio, querer siempre hacer algo nuevo, buscar esa mágica forma perfecta soñada, buscar la satisfacción de mi usuario, solucionar aquella problemática con solo un lápiz y un papel...Y vulnerable porque gracias a ese hambre, quedaré siempre a la merced de un conformista que ha chocado con el muro de contención, que en vez de querer cambiar el mundo con sus propios ideales y por sus propios méritos utilizará mi creatividad... Será sólo el comerciante de mis ideas.

El mundo estará lleno de éstas personas, pero eso no detendrá que busque inventar el famoso "hilo negro". Dondequiera que mi idea llegue, mi marca estará en lo más profundo he indeleble de su origen.

Agradeceré después de todo, que algún alma creativa haya sido inspirada por alguna de mis ideas, aún cuando el resultado no tenga a lo mejor mi marca personal. Trataré de superar en la medida de lo posible, ese miedo que nunca dejó de ahorcar mi alma, el miedo a contar mis ideas. Porque el verdadero valor de las ideas no está en lo importantes que sean, sino en la utilidad que éstas puedan aportar. Creo que de esta forma la sociedad estará agradecida.

Y termino con una frase de Winston Churchill.

"El problema de nuestra época consiste en que sus hombres no quieren ser útiles sino importantes".

No hay comentarios.:

Publicar un comentario